🌠 El Meteorito de Ensisheim: cuando el cielo habló a los hombres

Era la mañana del 7 de noviembre de 1492 cuando el cielo de Alsacia, en la región que hoy conocemos como Francia, se rasgó con una estela de fuego. Un meteorito de unos 127 kilos cayó sobre un campo de trigo entre las ciudades de Ensisheim y Battenheim.

El impacto dejó un cráter de aproximadamente un metro de profundidad y dos metros de diámetro. El primer testigo fue un niño, que guió a los habitantes del lugar hasta el extraño agujero. En poco tiempo, campesinos y aldeanos acudieron en masa. La roca triangular que había caído del cielo comenzó a perder peso: los curiosos raspaban trozos para guardarlos como amuleto. La fiebre solo cesó cuando un magistrado local ordenó proteger la piedra. Justo ese día, el emperador Maximiliano I de Habsburgo estaba en Ensisheim.

🪨 Un tesoro para el poder

Maximiliano I vio en el meteorito una señal divina. Mandó suspender una parte de la roca en el coro de la iglesia parroquial, donde permaneció colgada hasta 1793. Otra pieza fue enviada al cardenal Piccolomini (futuro papa Pío III) en el Vaticano, acompañada de versos escritos por el poeta Sebastian Brandt.

El meteorito pasó por iglesias, escuelas y ayuntamientos. Hasta los soldados americanos intentaron llevárselo tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, la mayor pieza (de 55,75 kilos) se exhibe en el Musée de la Régence de Ensisheim.

✨ Magia, mística y poder

Entre los testigos indirectos de aquel fenómeno se cuenta un joven Alberto Durero. El artista viajaba por la región y, aunque es improbable que viera la caída con sus propios ojos, dejó constancia de ella en la parte posterior de su óleo San Jerónimo en el desierto, donde representó el meteorito de Ensisheim. El cielo había dejado su huella también en el arte.

Para Maximiliano I, la gran bola de fuego fue el mejor augurio para sus planes: la utilizó como argumento místico para reclutar apoyos en su guerra contra los franceses. En una época donde cometas, asteroides y meteoritos eran presagios, todo dependía del relato que supiera construir el poder.

🔮 Un presagio caído del cielo

La piedra celeste no solo asombró por su impacto físico. En una época profundamente marcada por supersticiones y lecturas religiosas de los acontecimientos, el meteorito fue interpretado como un presagio divino. El emperador Maximiliano I, entonces en campaña contra Francia, ordenó conservar la roca y exhibirla como un símbolo de su causa justa y su destino imperial.

El cronista Sebastian Brant, autor de La nave de los necios, recogió el hecho y lo difundió por toda Europa. Ensisheim se convirtió en un lugar de peregrinación para curiosos, nobles y clérigos que deseaban ver el “mensaje de Dios”.

🔬 Ciencia y superstición: un punto de inflexión

Aunque las interpretaciones teológicas dominaron inicialmente el relato, el meteorito de Ensisheim marcó un hito en el nacimiento de la meteoritica moderna. Hasta entonces, la idea de que piedras pudieran caer del cielo era rechazada por los eruditos, que las consideraban leyendas campesinas. El impacto de Ensisheim, bien documentado y con la prueba física aún conservada, forzó a los estudiosos a replantearse sus creencias.

Este evento alimentó los primeros debates que siglos después darían lugar al estudio sistemático de los meteoritos y al reconocimiento de que nuestro planeta forma parte de un cosmos dinámico y a veces violento.

🌍 1492: el año en que el mundo cambió y el cielo habló

El meteorito de Ensisheim no cayó en un año cualquiera. 1492 fue un momento de giros históricos y simbólicos que transformaron la faz del mundo y alimentaron las creencias en presagios celestiales. Todo parecía conectado bajo el manto de un destino mayor:

🔹 2 de enero: Los Reyes Católicos toman Granada, poniendo fin a casi ocho siglos de presencia musulmana en la península ibérica y marcando el cierre de la Reconquista.
🔹 31 de marzo: Se decreta la expulsión de los judíos de España, en un intento de “purificar” la fe del reino.
🔹 3 de agosto: Cristóbal Colón parte rumbo a lo desconocido, dando inicio a la era de los grandes descubrimientos y el expansionismo europeo.
🔹 12 de octubre: Las carabelas de Colón llegan al Nuevo Mundo, un hito que cambiaría el mapa y el destino de continentes enteros.
🔹 16 de febrero: Maximiliano I es coronado Rey de los Romanos, en el camino hacia convertirse en emperador del Sacro Imperio.
🔹 Publicación de la Gramática castellana: Antonio de Nebrija entrega la primera gramática de una lengua moderna europea, un acto de orden cultural y afirmación del poder.
🔹 7 de noviembre: El meteorito de Ensisheim surca el cielo y se estrella en Alsacia, interpretado como un mensaje del cielo en medio de tantos cambios terrenales.

En el imaginario de la época, todo formaba parte de un mismo tapiz de signos y augurios. Las conjunciones astrales, los cometas, las rocas caídas del firmamento… eran vistos como advertencias o confirmaciones de que un nuevo tiempo había comenzado, con Europa al filo de un renacimiento —o de un apocalipsis, según quien lo leyera.

🌌 La reflexión: el peso de lo que viene del cielo

Hoy, fragmentos de aquel meteorito descansan en vitrinas de museo. La superstición quedó atrás. Pero la historia del meteorito de Ensisheim nos recuerda hasta qué punto los hombres han buscado, en lo que cae del cielo, respuestas, presagios o justificaciones para sus actos. Quizá seguimos haciéndolo, solo que bajo otras formas.

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